Fotografiar los bares de Valparaíso.
Una mirada intimista de parte de la ciudad desconocida, aquella frecuentaba por parroquianos en busca de compañía, de evitar la soledad, entrar a espacios lúgubres y llenos de olores que los cobijan diariamente, es descubrir historias de vidas truncadas que se dejan llevar por la melodía arrabalera, por un bolero tormentoso que la cámara fotográfica captura instantes de personajes, de ambientes y luces siempre escasas. El blanco y negro puede lograr un retrato deseado, aceptado y complaciente de un cliente frecuente, de un músico trasnochado que se empeña en contar historias de mujeres infieles de los puertos.